sábado, 15 de diciembre de 2007

Invencible


Hay días como estos

en los que no me siento,

no veo, no lloro,

no rozo el delirio...


Y no te busco,

se que estás,

pero quiero que caigas,

que huyas, me dejes,

te marches, y caigas.


Y caer contigo

dando vueltas y evitar

esa luz magenta de diciembre,

que me atormenta,

me hunde, me esconde,

me corta, me mata,

en esa muerte dulce,

como respiro compartido

o llanto solitario...

caer, resbalar...


Resbalar,

dejar a las manos

reconocer nuevamente los pliegues,

la epidermis, las máscaras,

arrancarlas,

permitir que la sangre se una,

se diluya, se encuentre,

se confunda, nos llame,

a esa unidad invisible,

supuestamente irrompible,

eliminar esta postausencia

y la necesidad de saltar al vacío.



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