domingo, 29 de julio de 2007

2 + 1 = 3

¿Qué más quieres que te diga?
Siempre eres vos,
nunca nadie más,
el resto no importa,
el tiempo no existe,
sólo vos.
Siempre llueve,
a veces se ilumina
parece un eclipse solar,
pero nunca hay nada,
la lluvia también es nada.

Un lento sosiego que trata de olvidarlo todo,
que nunca puede,
que siempre es lo mismo
y nadie entiende
porque no hay cambio.

Todo esto, la contradicción estúpida
demuestra al final lo mismo;
bajo un igual que nos lleva a la unidad
indicando que el tiempo no existe:
Por eso cuando hay uno hay cambio,
cuando hay dos no.
Sonrisas,
estrellas fugaces,
que viajan lento,
que se estancan y son conquistadas.

Pero si es temporal.
¿Para qué esperar más?
¿Huimos ahora?
¿Ya no tiene sentido quedarse aquí?

¿Quieres cambio mediante dos?
Necesito explicarte de que manera el cambio no existe:
estoy yo y quiero cambiar,
estas vos y quieres que cambie,
pero estamos los dos y todo se contradice
porque nadie entiende ni sabe qué quiere; ¿qué pasa?
tan sólo instantes idiotas
que cambian todo.
Me doy cuenta sin avisarte
que estábamos dos y dos,
no, dos y uno; ¡no es lo mismo!
No se mantienen las promesas.

¿Por qué no huir donde no hay nadie?
Encontrar un igual
…dos…,
estrellas fugaces que viajan lento,
planetas revueltos por sonrisas,
un mar vacío,
manos unidas como si fueran de la misma carne,
…dos…, sólo dos,
sabiendo que ni el tiempo,
ni el vacío existen.

Me voy…
¿Vienes conmigo?

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