miércoles, 26 de septiembre de 2007

17


Me duelen los oídos cuando grito tu nombre,
en este silencio que ya no puedo soportar.

No sirve no mirarte
cuando no quitas tus ojos de mí.

Te regalo los celos que me sobran;
no puedo contener las lágrimas de sal de verte lejos,
sangrándome los labios por no besarte;
el alma hecha trizas por los gritos inútiles
que finges no escuchar.
Ya no sirve estar así..
¡Corre!
¡No tengas miedo

si es hacia mí…!

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