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Te veo en lo lejano de esta tierra bañada de cenizas,
con un gesto imperceptible como liberadas las manos;
miro al cielo mientras espero que te acerques,
olvido el miedo y perdono los daños;
creyendo que después de todo siempre hubo algo...
Cierro los ojos y desapareces, te pierdes, te busco;
continúo con la espera interminable
para que des la vuelta y regreses.


Entretanto seguiré encontrando los tréboles equivocados.